Keychron, un conocido fabricante de teclados, está lanzando su primer teclado para juegos bajo una nueva submarca, Lemokey. Basado en el modelo Q3 Pro de Keychron, el Lemokey L3 viene con un dongle USB de 2,4 GHz para una experiencia inalámbrica más receptiva en comparación con la conectividad Bluetooth del Q3 Pro.
El Lemokey L3 presenta el mismo diseño sin llave, dial de volumen y cuatro botones macro programables que el Q3 Pro. Sin embargo, es diferente porque admite una frecuencia de sondeo de 1000 Hz cuando se usa de forma inalámbrica con un dongle USB de 2,4 GHz. Esto hace que el Lemokey L3 responda como un teclado con cable. También admite conectividad Bluetooth para hasta 3 dispositivos y se puede conectar a través de USB.
Al igual que su predecesor, el Lemokey L3 cuenta con cuatro botones macro adicionales y un dial programable para funciones adicionales. El teclado cuenta con teclas PBT de doble disparo duraderas que se adhieren al perfil Cherry en lugar del KSA de estilo retro de Keycron. Las teclas macro del lado izquierdo del teclado L3 tienen forma cuadrada para diferenciarlas de las teclas rectangulares del Q3 Pro.
Con su diseño de montaje en junta, el Lemokey L3 brinda una experiencia de escritura de alta calidad. Viene en una caja de aluminio resistente con iluminación RGB personalizable e interruptores intercambiables en caliente. Los usuarios pueden reasignar botones y diales macro utilizando el software QMK/VIA. El teclado funciona con una batería de 4000 mAh y se puede utilizar durante unas 200 horas a 2,4 GHz sin iluminación RGB. Pero eso es un poco menos que las 300 horas del Q3 Pro usando Bluetooth y sin luz de fondo.
Lemokey L3 admite diseños de EE. UU. (ANSI) y UE (ISO). La campaña de Kickstarter solo presenta el diseño ISO como un modelo básico sin interruptores ni teclas, pero hay otras variantes disponibles.
Es importante estar atento al apoyar campañas de crowdfunding. Keychron es conocido por ofrecer productos de alta calidad, pero algunos proyectos de financiación colectiva no cumplen sus promesas. Los patrocinadores deben evaluar la viabilidad del proyecto, probar prototipos y planes de producción, y tomar las decisiones correctas antes de comprometerse.